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Incendios 2019

Acciones de FCBC durante la crisis, respuesta humanitaria e iniciativas actuales para la recuperación

Como nunca, el Bosque Chiquitano estuvo en primer plano ante los ojos del mundo, no por su riqueza en biodiversidad o sus cualidades únicas de conservación, sino a causa de un desastre con costos ambientales, económicos y sociales incalculables. La Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano – FCBC en conjunto con diversos organismos y donaciones privadas beneficiaron alrededor de mil familias en siete municipios afectados por los incendios. Los acuerdos para desarrollar acciones interinstitucionales para la recuperación de las zonas afectadas aún continúan.

Afrontar una crisis no es sencillo, más aún si esta se traduce en un mega incendio que termina devorando 3.9 millones de hectáreas del último gran bosque seco tropical de Sudamérica. El efecto dominó de un año altamente seco, una helada fuera de lo común, mucha actividad y asentamientos humanos en lugares fuera de lo habitual fueron algunos de los elementos que confluyeron en un desastre natural sin precedentes a nivel de todo el país.

El fenómeno descomunal vivido en la Chiquitanía el año pasado no solo desnudó prácticas nocivas con el medioambiente, sino que también, develó un sentido de impotencia en los organismos que trataban de ayudar y en toda la población sensibilizada por el descontrol de la situación.

La realidad en llamas que se vivió entre agosto y noviembre del año pasado demandaba ayuda inmediata. La cantidad de personas y de algunos financiadores que deseaban ayudar a través de donaciones, impulsaron a que la fundación, de manera extraordinaria, dispusiera de dos cuentas bancarias para recibir fondos de terceros en efectivo y facilitara sus instalaciones para acopiar las donaciones en especie. Estas donaciones se tradujeron en artículos de primera necesidad, equipamientos y otros, que se gestionaron a través de los Comités de Gestión de Áreas Protegidas, gobiernos municipales y comunidades de la región.

La realidad en llamas que se vivió entre agosto y noviembre del año pasado demandaba ayuda inmediata. La cantidad de personas y de algunos financiadores que deseaban ayudar a través de donaciones, impulsaron a que la fundación, de manera extraordinaria, dispusiera de dos cuentas bancarias para recibir fondos de terceros en efectivo y facilitara sus instalaciones para acopiar las donaciones en especie. Estas donaciones se tradujeron en artículos de primera necesidad, equipamientos y otros, que se gestionaron a través de los Comités de Gestión de Áreas Protegidas, gobiernos municipales y comunidades de la región.

Estos momentos también estuvieron acompañados de la disposición excepcional de recursos propios mediante una orden ejecutiva de emergencia. El apoyo del equipo técnico, administrativo y el desplazamiento logístico con equipamiento de la FCBC, en combinación con otros actores, llegaron a prestar ayuda a zonas damnificadas y grupos que intervinieron en sofocar los incendios. Esta intervención institucional inicial y las donaciones recibidas de terceros[1] fueron canalizadas principalmente a los municipios de Roboré y Concepción a través de la provisión de equipamiento y uniformes, alimentos no perecederos, alimentos frescos para ollas comunes, agua e hidratantes, motobombas, tanques de agua y mochilas especiales contra incendios.

[1] Donantes: Carmen Mateu, Water Thru Skin, Residentes japoneses de la comunidad Okinawa 3, Earth Advocates Association, GoFundMe, Luis Alberto Gutierrez, Suzanne Kruyt, Grupo Super Paceños, GOOWILL, Giancarla Barrero, Grupo Ciruelos 91 y amigos, Álvaro Mendoza, Grupo Nelson Pacheco, Comunidad Croata, Laboratorios Bagó y Grupo Celita Lijeron.

Otro de los aportes importantes durante la crisis fueron los reportes satelitales del Observatorio del Bosque Seco Chiquitano mediante el visor en línea cartográfico que proveía información actualizada en tiempo real de los focos de calor, análisis de información de áreas quemadas, niveles de severidad de quema y áreas de mayor riesgo de incendios. Estos datos fueron utilizados como referencia para la toma de decisiones por técnicos municipales, bomberos, guardaparques y autoridades locales, departamentales y nacionales.

 “Literalmente no teníamos agua”

Otra manera en que la FCBC canalizó ayuda fue a través del diseño y ejecución de proyectos con fondos externos de emergencia. Con el financiamiento del CISU/Danish Emergency Relief Fund (DERF) se dotó tanques de agua a comunidades de los municipios de San Miguel y San Rafael de Velasco, beneficiando alrededor de 341 familias. “Literalmente no teníamos agua”, comenta el alcalde de San Rafael, Julio Alvis, al relatar las dificultades que sobrevinieron durante este periodo y los desafíos que todavía les toca afrontar en los meses venideros.

Además, se proveyó semillas tradicionales (maíz blando y duro, arroz, frejol, maní, plátano, yuca y otros) para la restauración de cultivos de subsistencia y huertas escolares de las unidades educativas en comunidades de Santo Corazón (municipio de San Matías) y de los municipios de San Miguel y San Rafael de Velasco.

Por otro lado, se coordinó con miembros de la Plataforma Alas Chiquitanas para la donación de tanques de 900 litros a 7 comunidades de Concepción y a 30 familias del municipio de San Rafael que no contaban con recipientes para recibir agua de los camiones cisternas municipales. Mientras que, gracias al fondo CARITAS Suiza, 305 familias de 17 comunidades recibieron paquetes de alimentos secos y artículos de higiene; además se instaló sistemas de cosecha de agua en las unidades educativas o casas comunales en Concepción, San Ignacio, San Javier y Lomerío.

¿Y ahora qué?

La FCBC, colabora con la Gobernación de Santa Cruz para aportar en el diseño del Plan Integral de Restauración de la Chiquitania, tanto del Bosque Seco Chiquitano, como del Chaco, el Cerrado y el Pantanal, fuertemente afectados por los incendios. Este plan apunta a recuperar los medios de vida de las poblaciones que sufrieron los fuegos, mejorar el sistema de alerta temprana y de lucha contra los incendios, incorporar el enfoque de gestión de riesgo en la planificación y acciones de los organismos del Estado, especialmente el departamental y municipal, restaurar y proteger las funciones ambientales de los ecosistemas naturales y el patrimonio cultural deteriorado.

De esta manera, la FCBC está actuando a tres niveles de acción: 1. apoyar en el diseño e implementación del Plan Intergral de Restauración aportando información, conocimiento y resultados del monitoreo a través del Observatorio del Bosque Chiquitano, 2. Fortalecer las estrategias de gestión de riesgos incorporados a los planes territoriales de desarrollo integral de los municipios que así lo requieran y 3. Promoviendo, financiando e implementando proyectos específicos de recuperación y restauración en comunidades, áreas protegidas, microcuencas, sitios de patrimonio cultural, coayuvando a los esfuerzos de múltiples organizaciones locales, nacionales e internacionales, así como las autoridades del gobierno central, departamental y municipal.