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Chiquitania en emergencia: Incendios forestales, municipios declarados en desastre y la crisis ambiental.

Los incendios en el municipio de Roboré continúan afectando comunidades y al patrimonio natural. 

Fotografías y texto: Claudia Belaunde.

Tras 7 días de incendios, el municipio de Roboré se declaró en desastre, los recursos destinados a la atención y respuesta a la emergencia se agotaron, y mientras el fuego avanzaba hacia comunidades y dentro del área protegida, solicitaron apoyo. Las brigadas comunales están agotadas, los guardaparques llevan días sin descanso, y la logística no abastece para poder movilizar a quienes continúan dando hasta lo último para defender sus comunidades y la naturaleza.

Juanito Cuellar, junto con voluntarios, limpia el terreno para evitar que el fuego afecte una bomba de agua.  

“Nos quedamos toda la noche protegiendo este sector, espero que haya funcionado” dice Juanito Cuellar, líder de la brigada comunal de Santiago de Chiquitos. Y es que él, junto a un grupo de voluntarios, intentaban proteger la cascada Potrenoma, una caída de agua del municipio de Roboré que se encuentra dentro del Área Protegida y Unidad de Conservación del Patrimonio Natural “Valle de Tucabaca”. Cuando intentaron retornar al punto de trabajo, el fuego, avivado por los fuertes vientos y una intensa sequía, avanzó sin dar oportunidad, cerrando las vías de acceso, sólo quedaba aguantar hasta que la zona sea segura, y ver si el esfuerzo de días de trabajo había dado resultado. Entre lágrimas, Juanito afirma que todo esto lo hace por honrar la memoria de su padre y madre: “Ellos nos heredaron toda esta naturaleza, esta bendición y creación de Dios, y lo mejor que puedo hacer es honrar su esfuerzo y compromiso defendiéndola”.

Incendio en Quitunuquiña.

Quitunuquiña, una pequeña comunidad agrícola y con manejo forestal, en el límite de Tucabaca, no sabe lo que es descansar hace días. Las llamas, que se ven en el horizonte, tienen movilizados a hombres, mujeres y niños, que, con el apoyo de bomberos de la gobernación, van protegiendo su comunidad. Pasan noches sin dormir, vigilando e intentando que el fuego no llegue a los límites de la comunidad o que salga hacia la carretera bioceánica. “Estuvimos trabajando toda la noche junto con los comunarios, no teníamos relevo, trabajamos hasta las 10 de la mañana, se acabó el agua y la energía, la meta era frenar y evitar que el fuego llegue a la carretera nuevamente” asegura Víctor Hugo Sánchez, instructor y bombero forestal de DIRENA del gobierno departamental de Santa Cruz.

Alcides Poiquí, bombero de la brigada comunal de Quitunuquiña, toma un descanso mientras se planifican las tareas de combate al fuego.

Soldados del regimiento Vergara reciben asistencia médica tras estar en el fuego y humo por horas.

Un día antes, Hugo y su equipo, junto a voluntarios, frenaron las llamas antes de que ingresen a Aguas Calientes. Tan sólo 2 kilómetros faltaron para que el fuego afecte los hoteles y viviendas de esta comunidad turística. La carretera bioceánica quedó cerrada por horas, mientras los trabajos de mitigación continuaban por parte de soldados del ejército boliviano.

Bomberos intentando controlar el incendio sobre el corredor bioceánico Bolivia – Brasil.

En el sector del Valle de Tucabaca, los guardaparques trabajan para evitar que el fuego ingrese y afecte aún más el área protegida. La jornada comienza temprano y termina avanzada la noche. Tienen que caminar por 3 horas, en la serranía, para acceder al punto donde se encuentran las llamas. Bajando y subiendo quebradas de hasta 400 metros, el cuerpo de protección controló la zona tras 10 días de operaciones, para luego continuar sin descanso en otro sector con ayuda de la brigada comunal y voluntarios locales.

El cuerpo de protección de la UCPN – AP Valle de Tucabaca sólo tiene una camioneta y una motocicleta para atender y proteger las 264 mil hectáreas que conforman el área protegida. La FCBC brindó apoyo logístico y de suministros con un vehículo para la atención de la emergencia.

La Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano, ante la emergencia y pedido de las comunidades del municipio de Roboré, se trasladó y colaboró con apoyo logístico y técnico. Desde el Observatorio del Bosque Seco Chiquitano, se envían datos y alertas en tiempo real sobre los focos de calor, superficies afectadas y meteorología. El personal en campo transportó brigadas, insumos urgentes e hizo relevamiento de imágenes mediante drones para que las operaciones de los bomberos forestales, cuadrillas comunales y voluntarios sean precisas y seguras.

La chiquitania continúa en emergencia, mientras el fuego afecta a más municipios y áreas protegidas nacionales, departamentales y municipales.