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Actores locales e institucionales son capacitados para determinar el estado de ecosistemas forestales afectados por incendios

Por: Carla Pinto Herrera/FCBC

“Debemos mirar más de cerca” concluyó Huáscar Azurduy, responsable de la Unidad de Conservación y Recuperación de la FCBC, mientras daba su resumen final luego de tres días llenos de aprendizajes prácticos y vivenciales en el curso “Lineamientos técnicos para determinar el estado actual de ecosistemas forestales afectados por incendios y el planteamiento de estrategias de restauración”. Y es que, de acuerdo con Azurduy, para comprender las afectaciones post incendios, el trabajo de campo es fundamental y necesario, “es como hacer un zoom al bosque”.

Precisamente, el curso técnico desarrollado del 13 al 15 de septiembre, organizado por la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC), el Instituto de Ciencias Agropecuarias y Rurales de la Universidad Autónoma del Estado de México (ICAR-UAEM) y la Asistencia Técnica Internacional de la Unión Europea (ATI UE), fue una experiencia teórica y de campo que hizo que más de 15 participantes de diferentes áreas protegidas y municipios de la ecorregión del Bosque Seco Chiquitano, y, miembros de equipos técnicos institucionales y del sector público, puedan fortalecer y desarrollar capacidades para la evaluación de la respuesta ecológica del bosque luego de un incendio forestal.

Fotos: La primera jornada del curso combinó espacios expositivos y de diálogo.

Ángel Endara, investigador del ICAR-UAEM y facilitador del curso, mencionaba en el primer día que una variable para comprender la salud del bosque es su estructura horizontal, es decir, determinar la cantidad de árboles y sus tamaños es una forma de saber si el espacio natural es saludable o no. Bajo ese precepto y luego de un primer día con exposiciones otorgadas por Huáscar Azurduy (FCBC), Antonio García (ICAR-UAEM), Abigail Luna (ICAR-UAEM), Ángel Endara (ICAR-UAEM) y Luis Olguín (ATI UE), quienes hablaron acerca de la respuesta de los bosques secos a los incendios forestales, cartografía y GPS, evaluación de fauna silvestre, estado de conservación del bosque y nociones y lineamientos del manejo integral del fuego, los participantes se distribuyeron en 3 grupos para recoger datos en el contexto real: espacios boscosos quemados y no quemados.

Optimizando el espacio en el que se desarrolló el curso, el Centro de Estudios del Bosque Seco Tropical Alta Vista, centro de la FCBC ubicado en el municipio de Concepción, los grupos (cada uno liderado por representantes de la UAEM y guiados por monitores ambientales del Centro Alta Vista) realizaron parcelas de muestreo de 50×20 m en áreas boscosas que había sufrido afectaciones por incendios y otras que no. En ese sentido, los participantes pudieron liderar procesos de colecta de datos y también aunar esfuerzos para la identificación de biodiversidad, lo cual también representó un proceso de enriquecimiento e intercambio de saberes locales y técnicos.

Tasaá, curupaú, momoqui, jichituriqui, morado, tipa, cari cari, toborochi, picana entre muchos otros más, eran nombres de árboles que se iban dictando mientras los equipos de trabajo se adentraban al bosque e iban registrando la información necesaria: el diámetro, la altura, cantidad de plántulas, cantidad de árboles quemados, árboles muertos, registro de avistamiento de fauna o sus rastros y otras categorías más sería la información que permitiría determinar la salud del bosque y tener resultados preliminares para análisis conjunto.

Fotos: Registro de información en campo durante la segunda jornada del curso.

Victor Hugo Chávez Arteaga, guardaparque de la Unidad de Conservación del Patrimonio Natural Santa Cruz La Vieja, destacó que lo más novedoso fue saber más acerca de las especies de árboles y enriquecerse con la experiencia de otros colegas. Aunque la colecta de información es muy detallada para este tipo de evaluación, lo que requiere muchas horas de trabajo de campo y precisión, Chávez expresó que cuando se trata de bosque, el tiempo no interesa, porque saben a qué están entrando al monte y que va a ser muy beneficioso cuando se logre dar los datos más precisos.

Luego de un segundo día lleno de experiencias de campo, los equipos de trabajo se reunieron para analizar y sistematizar la información de manera estadística, lo que permitió que, en el tercer y último día, se concluya en un diálogo con resultados preliminares reales. Algo que llamó mucho la atención dentro de los resultados compartidos, a consideración de Ángel Endara, fue el evidenciar que después de 3 años de sufrir un incendio categorizado como “leve” (las áreas boscosas afectadas en Alta Vista datan del 2019, y, luego de investigaciones, fue categorizado como incendio leve-moderado), el tener cerca del 15% de afectación en fustes de varias especies, significa que es un bosque altamente vulnerable ante los incendios.

En ese sentido, estos datos, aunque preliminares, refuerzan la idea de que los Bosques Secos Tropicales (BST), entre los cuales se encuentra el Bosque Seco Chiquitano, son “altamente frágiles y vulnerables a los contextos de transformación actual y a escenarios de intensificación de las sequías y fuegos” como se lo enuncia en la declaración de prioridad de conservación de los Bosques Secos Tropicales en Sudamérica de la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (UICN), aprobada el 2021.

Foto: Dentro de una parcela de trabajo en el Centro de Estudios del Bosque Seco Tropical Alta Vista (CEBST AV).

Al culminar este curso, Luis Olguín, experto principal en Bosques, Biodiversidad y Áreas Protegidas de la ATI UE, señaló que lo más destacable para él es que se puede generar sinergias, ya que, “en temas de incendios se tiene que trabajar juntos, aunar esfuerzos, para que sea beneficioso para comunidades y ecosistemas”. Para Azurduy, cuando se habla de conservación, a veces se pierde el enfoque de esa necesidad de trabajar con la gente; sin embargo, este curso era una oportunidad de trabajo con y para los representantes locales, quienes no solo aprendieron nuevas técnicas, sino que también enseñaron y enriquecieron sus capacidades con el intercambio grupal.

Fotos: Último día del curso, donde primó el intercambio de experiecia a través de análisis de resultados preliminares.

La experiencia contó con la participación de personas del Área Natural de Manejo Integrado (ANMI) y Parque Nacional Kaa Iya, ANMI San Matías, UCPN Santa Cruz La Vieja, ANMI Laguna Marfil, comité cívico de San Ignacio de Velasco, representante del municipio de San Rafael de Velasco, Brigada de Bomberos Forestales de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (BRIFOR-UAGRM), Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Ministerio de Medio Ambiente y Agua de Bolivia (MMAyA) y del equipo de Alta Vista (FCBC).

Foto: Participantes y organizadores al culminar el curso (afuera de la casona del CEBST AV).

16 de septiembre de 2022